viernes, 4 de noviembre de 2016

Cápsula 19 Crecer en Espiritualidad Familiar


Tema:
Crecer en Espiritualidad Familiar

Frase:
Todos estamos llamados a mantener viva la tensión hacia un más allá de nosotros mismos y de nuestros límites, y cada familia debe vivir en ese estímulo constante”  [1]

Contexto:
En sentido amplio, la espiritualidad es aquello que lleva a la familia humana a canalizar sus más profundas energías. Nos mueve a orientar nuestros esfuerzos para dar más de nosotros mismos y trascender. Quizá el propósito más importante de la vida sea ese: aprender a dejarse llevar por el Espíritu para responder al llamado de Dios a ser cada vez más y mejores seres humanos.[2]
El papa Francisco ha demostrado su amor por los matrimonios y las familias de muchas maneras. En el primer año de su papado, llamó a dos asambleas sinodales consecutivas sobre la familia. Dedicó más de un año de audiencias semanales[3] a temas relacionados con el matrimonio y la familia, y dio un emotivo testimonio de la belleza del plan de Dios para la familia durante el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia[4], y lo reitera con esta Exhortación (Amoris laetitia) que venimos reflexionando, donde sale a relucir el ‘Papa párroco’, que abre las puertas del templo de la misericordia a todos. 

Experiencia:
El Papa recuerda que los matrimonios y la familia en general deben de buscar su fuerza y sustento en la vida espiritual, en la oración en familia y en la practica de los sacramentos, por ejemplo. 
Una espiritualidad que esté atenta al amor al prójimo, es decir que no sea una espiritualidad cerrada. “Hay un punto donde le amor a la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en un espacio de sana autonomía: cuando cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor.”[5]
La Exhortación concluye señalando que la familia sebe ser una escuela de hospitalidad, lugar de unión y de comunión a ejemplo de la Santa Trinidad. Trabajar buscando la perfección aquí en la tierra, aún sabiendo que sólo podremos encontrar en el Reino definitivo. Y concluye, antes de encomendarnos con una oración a la Sagrada Familia, con las palabras de ánimo. “Caminemos familias, sigamos caminando. Lo que se nos promete es siempre más.”[6]

La espiritualidad conyugal y familiar esta “hecha de miles de gestos reales y concretos”. Con claridad se dice que “quienes tienen hondos deseos espirituales no deben sentir que la familia los aleja del crecimiento en la vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para llevarles a las cumbres de la unión mística”.
Todo, “los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida plena de su Resurrección”.
Se habla entonces de la oración a la luz de la Pascua, de la espiritualidad del amor exclusivo y libre en el desafío y el anhelo de envejecer y gastarse juntos, reflejando la fidelidad de Dios.
Escribe el Papa, como la espiritualidad del cuidado, de la consolación y el estímulo” implica que “...toda la vida de la familia es un “pastoreo” misericordioso. Cada uno, con cuidado, pinta y escribe en la vida del otro”. Es una honda “experiencia espiritual contemplar a cada ser querido con los ojos de Dios y reconocer a Cristo en él”.

En el párrafo conclusivo el Papa afirma: “ninguna familia es una realidad perfecta y confeccionada de una vez para siempre, sino que requiere una progresiva maduración de su capacidad de amar (...). Todos estamos llamados a mantener viva la tensión hacia un más allá de nosotros mismos y de nuestros límites, y cada familia debe vivir en ese estímulo constante. ¡Caminemos familias, sigamos caminando! (…) No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido”.

Reflexión:
¿Cómo es que podemos aumentar y fortalecer los vínculos familiares?
¿Es el amor, del Dios de Jesús, lo que nos vincula?
¿Cómo va nuestra oración comunitaria/ familiar?
¿Soy fiel a mi compromiso conyugal / familiar?
¿En qué se nota que mi familia va creciendo espiritualmente?

Acción:
Para estar creciendo en el Espíritu, la acción es una invitación a hacer nuestro examen diario, al estilo ignaciano[7]
·         ¿Quién (cuál espíritu) es quién mueve a mi familia?  
·         Y a mí ¿qué / quién me nueve?


Bibliografía, referencias/ fuentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario