domingo, 29 de junio de 2014

LA FRASE DE LA SEMANA

AQUÍ ESTA LA FRASE CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA
PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Jn. 21, 15-19
SALUDOS 


“(...) tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia”

Santos Pedro y Pablo Apóstoles – Ciclo A (Mateo 16, 13-19) 29 de junio de 2014

Muy cerca de una casa donde viví, en los cerros centro orientales de Bogotá, había un aviso inmenso, colocado por la Oficina para la Prevención de Desastres de la Alcaldía menor de Santafé, que decía: “No compre ni construya en terrenos de alto riesgo”. La necesidad, ha hecho que la gente construya sus casas, casi colgadas de los barrancos, como el pueblo blanco al que le canta Serrat. Cuando llegan las lluvias, estos terrenos se desploman con el peso de las casas. Como lo advertía Jesús al hablar del que escucha sus palabras y no las pone en práctica: “es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!” (Mateo 8, 26-27). Todos los años, en épocas de inviernos tropicales, vemos en la televisión y sabemos por los periódicos, de muchas familias que han perdido todo porque sus casas, muchas de ellas colgadas de los cerros en los alrededores de las grandes ciudades, se derrumban por la falta de un cimiento suficientemente sólido.

Esta experiencia cotidiana nos remite, en la fiesta de san Pedro y san Pablo, a reconocer el acierto de Jesús al dejar su Iglesia fundamentada sobre la roca firme de Pedro. Firme en su fe, firme en su esperanza y firme en su amor. Pedro fue probado y confirmado por el Señor. Como bien lo recuerda el evangelio de hoy, Pedro no se limita a repetir lo que “dice la gente”, sino que reconoce a Jesús como “el Mesías, el Hijo del Dios viviente”.

Henri Nouwen, en su libro, La voz interior del amor, presenta un texto que titula: “Vuelve siempre a la roca firme”, en la que invita al lector, a tener como fundamento de su vida, el amor incondicional del Señor: “Debes creer en el  que te llega cuando preguntas: «¿Me amas?». Debes escoger ese sí aunque no lo experimentes. Te sientes abrumado por las distracciones, por las fantasías, por los deseos turbadores de lanzarte a los placeres del mundo. Pero ya sabes que ahí no vas a encontrar una respuesta a tu pregunta más profunda. Esa respuesta no está en revolver hechos pasados, en la vergüenza o en el sentimiento de culpabilidad. Todo eso hace que te disperses y abandones la roca firme en la que está construida tu casa. Tienes que confiar en el lugar firme en el que puedes decir sí al amor de Dios, aun sin sentirlo. En este momento no sientes más que vacío y falta de fuerzas para elegir. Pero sigue diciendo: «Dios me ama, y el amor de Dios me basta». Tienes que escoger la roca firme de nuevo y volver a ella después de cada caída”.

Este fue el secreto de Pedro. Después de la negación, se sintió mirado por el Señor, como lo recuerda san Lucas en su Evangelio: “En ese mismo momento, mientras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo. Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: «Hoy, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». Y salió Pedro de allí y lloró amargamente” (Lucas 22, 60-62). Lo que percibió Pedro en la mirada de Jesús no fue un reproche ni un reclamo, sino un «te quiero», que desarma y envía; que confirma y da seguridad. Por esto, si confiamos como Pedro, en ese «Dios me ama, y el amor de Dios me basta», edificaremos sobre la piedra que el Señor quiso dejar como fundamento de su Iglesia, y dejaremos de construir y comprar en terrenos de alto riesgo.

Un saludo cordial.
 
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Decano Académico
Facultad de Teología
Pontificia Universidad Javeriana



sábado, 28 de junio de 2014

! Noticia para la CVX México ¡

Se anunció de parte de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús el nombramiento como Asistente Eclesiástico de CVX y a la vez Director del Centro Ignaciano de Espiritualidad.

Ver quien es

La Comunidad nacional recuerda con cariño y agradecimiento a Jose Luis Serra SJ y le da la mas fraternal bienvenida a nuestro nuevo Asistente Eclesiástico  Miguel Romero SJ.



Sabedores que Dios ilumina nuestros corazones y acciones, la comunidad nacional recibe y abraza este nombramiento con total disposición y alegría para vivir esta nueva etapa, en el seguimiento de Jesús con la mira puesta en nuestras fronteras.

 

jueves, 26 de junio de 2014

31 días con Ignacio 2014

Estimados cevequian@s (gente CVX-CLC) y amig@s con espiritualidad ignaciana, los invitamos este próximo mes de julio del 2014, a

                                  REVISAR, VIVIRCOMPARTIR

una oración diaria, para volver y recordar nuestra fuente espiritual, los

                    EJERCICIOS ESPIRITUALES IGNACIANOS

y con ello renovar nuestra inspiración para hacer presente el REINO DE DIOS e ir hasta las fronteras, hasta donde es necesaria y urgente la presencia del AMOR DE DIOS.

En la pasada Asamblea Mundial CVX-CLC se nos orientó a buscar la acción en las siguientes fronteras (ver documento):

            Familia, Globalización y Pobreza, Ecología y Juventud.


¡Te esperamos!




Estaremos en:
                     www.cvx-mexico.org  /  este blog
                     Facebook
                     Twitter: @cvxmexico

domingo, 22 de junio de 2014

LA FRASE DE LA SEMANA

AQUÍ ESTA LA FRASE CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA

PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIK AQUI: Mt. 10, 26-33
SALUDOS



Domingo XII Tiempo Ordinario Ciclo “A”

Domingo XII Tiempo Ordinario Ciclo “A”

“No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo”(Mt 10,26-33)

  • domingo, 22 de junio de 2014
El jueves pasado celebramos en México, la fiesta de Corpus Christi, es por eso que hoy continuamos con el Tiempo Ordinario.
Jesús, en el evangelio de hoy, después de elegir a los doce, los envía a predicar y los instruye. Les advierte acerca de la persecución que posiblemente sufrirán y les aconseja cuál debe ser su actitud: "No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar al lugar de castigo el alma y el cuerpo”.
La primera invitación de Jesús es a no temer; el temor forma parte de la naturaleza humana. Se teme lo desconocido, generalmente a la oscuridad, a la soledad, a la enfermedad, al peligro en general. No es malo tener miedo, en ocasiones, es sano, pero el temor también puede ser enfermizo y puede producir personas inestables, enfermizas, espiritualmente enclenques.
El temor hace incapaz al ser humano de dar testimonio de su fe. El temor puede hacer que alguien traicione sus principios con tal de "salir bien librado” del problema. ¡Cuántas personas a lo largo de la historia negaron de su fe por miedo! ¡Cuántos matrimonios destruidos por causa del temor a decir en todo momento la verdad y hablar con la verdad y en la caridad! ¡Cuántas vocaciones echadas a perder por el temor a quedar bien con los hombres pero no con Dios! Cristo hoy nos invita a no tener miedo y a valorarnos en su justa medida. Somos hijos de Dios, ¿a qué le debemos de temer? Sólo a aquel que nos puede echar de su presencia en cuerpo y alma a las penas eternas.
No estamos solos, tenemos que confiar en que Dios estará junto a nosotros en los momentos difíciles nos da valentía para anunciar las palabras de Jesús a plena luz, y nos da la energía capaz de obrar el bien, para que por medio de nuestras obras la gente pueda dar gloria al Padre celestial.
La otra de las razones para no temer es el amor compasivo de Dios. A Dios le importan hasta los pequeños gorriones, pájaros que, en este versículo, se convierten en un símbolo de valor inconsecuente. Por muchos años pensaba que el significado de este versículo era que, en la época de Jesús, un gorrión casi no valía nada, se refuerza la idea que el gorrión no vale nada anotando que, en San Lucas 12, 6, Jesús habla de cinco gorriones vendidos por dos centavos mientras que san Mateo habla de dos gorriones vendidos por un centavo. Se ve el poco valor que tenían estos pájaros, haciendo la comparación con el ser humano, que muchas veces las personas valoran más a los animales que a las personas.
El Dios que se preocupa por un pequeño pajarito también se preocupa por las cosas pequeñas de nuestras vidas, hasta de nuestro cabello. Dios nos ama por medio de lo pequeño para demostrarnos la grandeza de su amor por nosotros, y por lo tanto concluyendo y diciendo que también los animales deben tener un valor para nosotros cuidándolos, pero no valorarlos más que a los seres humanos.
Jesús promete lealtad a aquellos que le son fieles a Él. Si reconocemos a Jesús ante los demás, Jesús nos reconocerá ante el Padre en el cielo. Sin embargo, si negamos a Jesús ante los demás, Él nos negará a nosotros ante el Padre. Si Jesús es nuestro defensor, no podemos perder.

Que el Espíritu de Dios los acompañe, proteja y bendiga siempre.

cpomah@yahoo.com

domingo, 15 de junio de 2014

LA FRASE DE LA SEMANA

AQUI ESTA LA FRASE CRRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA:
PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUI: Jn. 3, 16-18 
AUDOS.

“Acertijo o Misterio”

Solemnidad de la Santísima Trinidad – Ciclo A (Juan 3, 16-18) 15 de junio de 2014

Hace ya muchos años, viajé con algunos compañeros jesuitas a una zona rural del municipio de Marulanda, Caldas, para tener una misión entre los campesinos de la zona. Para los que no conocen, Caldas está en la región central del país, pero con una orografía muy cerrada. Hay muchos pueblos, pero la comunicación entre ellos no es fácil, porque las montañas son monumentales... Pasar de una cima a la otra, atravesando las hondas quebradas, es una proeza digna de titanes.

Llegamos a la escuelita de la vereda y nos encontramos con un grupo de niños que no tenían ninguna instrucción religiosa y que no conocían nada, más allá de lo que dejan ver estas colosales montañas que los rodean por todas partes. Nos tocaba prepararlos para la primera comunión, que tendríamos el último día de la misión. Cuando me senté con uno de mis compañeros a pensar sobre la mejor forma de llegar a los niños, nos pareció que debíamos comenzar por lo más sencillo: enseñarles a darse la bendición, pues ni siquiera esto sabían. Ustedes no alcanzan a imaginarse el enredo que se nos formó cuando tratamos de explicarles que Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo... Los niños nos miraban con una cara de admiración, como quien se asoma a un abismo insondable, como los que teníamos a nuestro alrededor.

Es un lugar común decir que es muy difícil predicar sobre la Santísima Trinidad; pero yo creo que la dificultad no está sólo en el que predica, sino también en el feligrés que se sienta en la banca a escuchar un acertijo que no acaba de entender nunca... “Tres personas divinas y un solo Dios verdadero”, decían nuestros abuelos... La mejor explicación de este misterio de la Santísima Trinidad la leí en san Agustín, que solía decir: "Aquí tenemos tres cosas: el Amante, el Amado y el Amor"; un Padre Amante, un Hijo Amado y el vínculo que mantiene unidos a los dos, el Espíritu Amor.

En último término, de lo que se trata es del misterio del amor en el cual estamos insertos: “Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna”. El amor de Dios, como el nuestro, no puede entenderse sino como entrega generosa y despojo de sí mismo. El amor supone un éxodo del amante hacia el amado, y de éste hacia aquél. San Ignacio de Loyola lo expresa muy bien en su famosa Contemplación para alcanzar amor: “El amor consiste en comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene, o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el amado al amante; de manera que si el uno tiene ciencia, dar al que no la tiene, si honores, si riquezas, y así el otro al otro” (EE 231).

Tal vez a los niños  de aquella lejana vereda de Marulanda lo único que les quedó claro fue que Dios nos había enviado hasta allí para acompañarlos en su crecimiento en la fe y para expresarles su amor hacia ellos. Y esto mismo los pudo impulsar a amar un poco más a este Dios misterioso y a sus hermanos y hermanas, en quienes se quedó viviendo para siempre.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Decano Académico
Facultad de Teología

Pontificia Universidad Javeriana

domingo, 8 de junio de 2014

LA FRASE DE LA SEMANA

AQUÍ ESTA LA FRASE CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY, DOMINGO DE PENTECOSTES PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA

PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Jn 7, 37-39
SALUDOS

viernes, 6 de junio de 2014

“Paz a ustedes”

Solemnidad de Pentecostés – Ciclo A (Juan 20, 19-23) 8 de junio de 2014

Fray Timothy Radcliffe, antiguo Maestro General de la Orden de Predicadores, comentaba hace algún tiempo el texto bíblico que nos propone la liturgia del domingo de Pentecostés. En su libro, El oso y la monja (Salamanca, San Esteban, 2000, 89-92), llamaba la atención sobre el abismo que existe en entre la paz que buscamos nosotros, y la paz que el Señor nos regala. Cuando los once discípulos estaban encerrados en una casa por miedo a los que habían matado al Profeta de Galilea, el Resucitado vino hasta ellos y les dijo: “¡La paz sea con ustedes!” y ellos “se alegraron de ver al Señor”. Pero la paz que les traía los iba a sacar de la paz del encierro y la soledad... En seguida les dijo: “Como el Padre me envió, también yo los envío”. El Resucitado los desinstala, los saca de su escondite, de su búsqueda egoísta de seguridad. La paz que el Señor nos trae, no siempre se parece a la nuestra...

Casi siempre buscamos la paz encerrándonos en nosotros mismos y evitando todos los riesgos de la construcción colectiva de nuestras comunidades y de nuestra sociedad. En esto nos parecemos a los discípulos. Tenemos miedo a ser heridos y salir lastimados... Hay que reconocer que este miedo no es puro invento. Efectivamente, tenemos experiencia de haber sido heridos muchas veces en nuestras relaciones con los demás y procuramos evitar el dolor y el sufrimiento que produce este choque. Pero también sabemos que cuando nos encerramos y nos aislamos de los demás y del mundo, gozamos apenas de una paz a medias; es una paz frágil que en cualquier momento se desvanece en nuestras manos.

Nos encerramos en una paz frágil porque tenemos miedo al cambio, miedo a los demás, miedo a ser sacados de nuestro nido. El miedo nos paraliza, nos bloquea, nos confunde. Hemos desarrollado una serie de tácticas para cerrar nuestras vidas a ese Dios que quiere sacarnos de nuestro encierro. Echamos llave, literalmente, a nuestros conventos, a nuestras casas, a nuestra habitación, de modo que nadie pueda acercarse a perturbar nuestras vidas con sus insistencias, con sus invitaciones, con sus interpelaciones. Podemos encerrarnos también en el exceso de trabajo... Paradójicamente, llegamos incluso a utilizar la oración para mantener a Dios fuera. Podemos dedicar horas y horas a la oración, recitando palabras y repitiendo frases, sin ofrecer a Dios un momento de silencio porque cabe la posibilidad de que nos diga algo que altere nuestra aparente paz y nuestra tranquilidad acomodada.

Pero el Señor se las arregla para irrumpir en nuestro interior con el soplo de su Espíritu y, aún teniendo las puertas cerradas, como los discípulos en el cenáculo, El viene a inquietarnos y a salvarnos de nuestra aparente paz. Esa es la Buena nueva de hoy. Que el Señor no se cansa de entrar en nuestras vidas para ofrecernos SU paz. Una paz que nos abre a los demás con el riesgo de ser heridos. Las heridas de las manos y el costado es lo primero que les enseña el Resucitado a los discípulos cuando les anuncia su paz... Se trata, entonces, de una paz conflictiva, ‘agónica’, como diría don Miguel de Unamuno... Es una paz que abre desde fuera nuestros sepulcros para que no sigamos viviendo como muertos, sino para que vivamos una vida plena y auténtica, es decir, llena de preguntas y de problemas, pero iluminada por Dios que es el que nos ofrece la auténtica vida en abundancia.

Un saludo cordial.
 
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Decano Académico
Facultad de Teología

Pontificia Universidad Javeriana

miércoles, 4 de junio de 2014

Día 04 Vencerse a sí mismo

“Cristo nos liberó para que fuéramos realmente libres. Por eso, manténganse firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud."  Gálatas 5,1
 INICIO
En la medida que voy entrando y viviendo esta experiencia espiritual, en nuestra vida puede haber un cambio, tal vez no de actividades, pero sí de actitudes (no tenga que cambiar lo que hago sino el cómo lo hago), tenemos que pedir que comprenda que los caminos de Dios son diferentes, que esos caminos no son como los que hasta ahora hemos creído que tenían que ser.

MEDITACIÓN
Ignacio nos guía con su (PyF) para seguir los caminos de Dios: “donde se sigue que el hombre, tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin,  y tanto las ha de dejar, cuanto para ese fin le impiden. Por lo tanto es necesario hacernos indiferentes (libres) ante todo, de tal manera que no queramos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta. Y así de todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados.” [23 cont.]

REFLEXIÓN
¿Caigo en cuenta de las afecciones desordenadas que tengo (gustos, placeres, intereses, etc.) por elección propia o impuesta (publicidad mediática, estilos de vida fuera de la realidad, corrupción, mentira, etc.) que van en contra de la gente o de mí mismo?
 Sí, vencerme a mí mismo, es ser libre. ¿Qué tengo que vencer para poder elegir lo que me lleve a Dios?
¿Qué creo que Dios me está pidiendo, en esta experiencia espiritual para que lo vaya dejando o pueda renunciar? (Génesis 12, 1-5 y Génesis 22, 1-19)
COLOQUIO

Termina con un coloquio (platica o diálogo) con Jesús, sobre tus afectos y apegos ‘desordenados’, que no te dejan libre para seguirlo a Él. Escribe los sentimientos y descubrimientos que surgieron de tu meditación.  Agradece a Papá Dios y termina  con un Padre Nuestro.

Día 04 Vencerse a sí mismo

“Cristo nos liberó para que fuéramos realmente libres. Por eso, manténganse firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud."  Gálatas 5,1

INICIO
En la medida que voy entrando y viviendo esta experiencia espiritual, en nuestra vida puede haber un cambio, tal vez no de actividades, pero sí de actitudes (no tenga que cambiar lo que hago sino el cómo lo hago), tenemos que pedir que comprenda que los caminos de Dios son diferentes, que esos caminos no son como los que hasta ahora hemos creído que tenían que ser.

MEDITACIÓN
Ignacio nos guía con su (PyF) para seguir los caminos de Dios: “donde se sigue que el hombre, tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin,  y tanto las ha de dejar, cuanto para ese fin le impiden. Por lo tanto es necesario hacernos indiferentes (libres) ante todo, de tal manera que no queramos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta. Y así de todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados.” [23 cont.]

REFLEXIÓN
¿Caigo en cuenta de las afecciones desordenadas que tengo (gustos, placeres, intereses, etc.) por elección propia o impuesta (publicidad mediática, estilos de vida fuera de la realidad, corrupción, mentira, etc.) que van en contra de la gente o de mí mismo?
 Sí, vencerme a mí mismo, es ser libre. ¿Qué tengo que vencer para poder elegir lo que me lleve a Dios?
¿Qué creo que Dios me está pidiendo, en esta experiencia espiritual para que lo vaya dejando o pueda renunciar? (Génesis 12, 1-5 y Génesis 22, 1-19)
COLOQUIO

Termina con un coloquio (platica o diálogo) con Jesús, sobre tus afectos y apegos ‘desordenados’, que no te dejan libre para seguirlo a Él. Escribe los sentimientos y descubrimientos que surgieron de tu meditación.  Agradece a Papá Dios y termina  con un Padre Nuestro.

domingo, 1 de junio de 2014

LA FRASE DE LA SEMANA

AQUÍ ESTA LA FRASE CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA
PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Mt. 28, 16-20

SALUDOS. 

“Yo estaré con ustedes todos los días”

Solemnidad de la Ascensión del Señor – Ciclo A (Mateo 28, 16-20) 1 de junio de 2014

Hay personas a las que les cuestan, particularmente, las despedidas. Son momentos muy intensos, en los que se expresan muchos sentimientos que duermen en el fondo del corazón y tienen miedo de salir a la luz y expresarse de una manera directa. Pero, en estos momentos, saltan inesperadamente y sorprenden a unos y a otros... Despedirse es decirse todo y dejar que el otro se diga todo en un abrazo que contiene la promesa de seguir presente a pesar de la ausencia.

Salta a mi memoria, en esta solemnidad de la Ascensión del Señor, la poesía que Gloria Inés Arias de Sánchez escribió para sus hijos, y que lleva por título: «No les dejo mi libertad, sino mis alas». Como ella, el Señor se despide de sus discípulos, ofreciéndoles un abrazo en el que se dice todo y nos regala la promesa de su presencia misteriosa, en medio de la ausencia:

Les dejo a mis hijos no cien cosechas de trigo // sino un rincón en la montaña, con tierra negra y fértil, // un puñado de semillas y unas manos fuertes // labradas en el barro y en el viento. // No les dejo el fuego ya prendido // sino señalado el camino que lleva al bosque // y el atajo a la mina de carbón. // No les dejo el agua servida en los cántaros, // sino un pozo de ladrillo, una laguna cercana, // y unas nubes que a veces llueven. // No les dejo el refugio del domingo en la Iglesia, // sino el vuelo de mil palomas, y el derecho a buscar en el cielo, // en los montes y en los ríos abiertos. // No les dejo la luz azulosa de una lámpara de metal, // sino un sol inmenso y una noche llena de mil luciérnagas. // No les dejo un mapa del mundo, ni siquiera un mapa del pueblo, // sino el firmamento habitado por estrellas, // y unas palmas verdes que miran a occidente.

No les dejo un fusil con doce balas, // sino un corazón, que además del beso sabe gritar. // No les dejo lo que pude encontrar, // sino la ilusión de lo que siempre quise alcanzar. // No les dejo escritas las protestas, sino inscritas las heridas. // No les dejo el amor entre las manos, // sino una luna amarilla, que presencia cómo se hunde // la piel sobre la piel, sobre un campo, sobre un alma clara. // No les dejo mi libertad sino mis alas. // No les dejo mis voces ni mis canciones, // sino una voz viva y fuerte, que nadie nunca puede callar. // Y que ellos escriban, ellos sus versos, // Como los escribe la madrugada cuando se acaba la noche. // Que escriban ellos sus versos; // por algo, no les dejo mi libertad sino mis alas...”

“Los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó y les dijo: – Dios me ha dado autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
 
Un saludo cordial.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Decano Académico
Facultad de Teología
Pontificia Universidad Javeriana